¿Cuándo deben aprender a leer los niños?

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¿Cuándo deben aprender a leer los niños?

A la hora de elegir escuela para sus hijos muchos padres ponen en la balanza muchas variables, como por ejemplo cuándo ofrece el inicio del aprendizaje de la lectura y la escritura. Y es que hay corrientes que aseguran que no es necesario que los niños aprendan a leer y a escribir antes de los seis años y que la etapa de la educación infantil tendría que ser más flexible, por eso es tan importante el regalo de cuentos personalizados. Otros creen que cuanto antes aprendan más preparados saldrán de la escuela. ¿Es un hecho determinante a largo plazo la edad en que se ha aprendido a leer?

“Andar es un aprendizaje complejo. Todo el mundo reconoce que para andar hace falta una franja amplia de tiempo para el desarrollo y el aprendizaje, así como lo buen corredor que puede ser quien ha empezado a andar a los diez meses como quienes lo hace a los quince”. Con esta reflexión una profesora del departamento de didáctica de la lengua y la literatura en la Universitat de Barcelona compara el hecho de empezar a andar con el de aprender a leer.

La importancia de los cuentos en los niños

“Para aprender una cuestión tan compleja como es leer y escribir hace falta, entre otras cosas, tiempo. Todos sabemos que dedicar tiempo a lo que uno se propone no siempre concuerda con los valores predeterminados de rapidez de nuestra sociedad tecnificada, por eso quizás se hace difícil entender y hacer entender que el proceso de conocimiento del código escrito, ampliamente estudiado y contrastado, se desarrolla entre los 4 y los 7 años y que, a pesar de que en este momento inicial se adquiere cierta autonomía, hay que tener presente que el proceso no se ha acabado”, advierte.

Maria Vinuesa, maestra de infantil y miembro del equipo directivo de la Asociación de Maestras Rosa Sensato, relaciona el hecho que los padres pidan que los niños aprendan a leer y a escribir cuanto antes mejor con la idea que este aprendizaje se considera fundamental socialmente. “Es así, pero confundimos los términos: que sea importante no quiere decir que cuanto antes el niño progrese más. A los cinco años los niños tienen que hacer otros tipos de actividades que no se centren sólo en el aprendizaje específico de la lectura y la escritura. Lo que sí que hace falta es que estén en contacto y tengan un entorno rico en propuestas lingüísticas para adquirir habilidades que después les faciliten este aprendizaje”, asegura.

Esta idea coincide con el punto de vista de Núria Pedrós, doctora en pedagogía y miembro de la Red de Expertos del Colegio de Pedagogos de Cataluña: “Hay necesidades que reflejan lo que se vive en casa. Un ambiente que facilite el deporte porque los padres son deportistas hará que el niño aprenda más bien a ir en bicicleta, por ejemplo. Lo mismo pasa con la lectura. Se tiene que fomentar. Nuestro cerebro está preparado para leer, hablar, escribir, escuchar… Tenemos que regarlo para que crezca, madure y conecte las neuronas”.